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¿Te acuerdas de mí?

¿Te acuerdas de mí?

Tan real como la vida misma ¿cuántas veces nos presentan a alguien que dice conocernos y no lo RECORDAMOS?.. Su nombre, en que lugar nos vimos por primera vez, quién nos presentó… ¡qué agobio..! Ante la afirmación rotunda de ese alguien que asegura conocernos, ahí estamos nosotros buscando desesperadamente en nuestra MEMORIA A CORTO O A LARGO PLAZO o en el tipo de memoria que sea que nos saque de ese aprieto.

“Te recuerdo perfectamente” dice con seguridad nuestro interlocutor… en aquél entonces tu llevabas el pelo muy largo y liso… ¡cuánto tiempo..! ”Tu cara de no entender absolutamente nada te delata y con la mejor de tus sonrisas y absoluta sinceridad contestas: ”creo que me estás confundiendo con otra persona… en mi vida he llevado el pelo tan largo”… Nuestro interlocutor insiste: ”me juego lo que quieras a que eras tú… a ver si consigo ponerlo en pie”.

¿Te acuerdas de mí?

Esta escena tan cotidiana puede darse, esperando en la cola del baño de un restaurante cualquiera o como me ocurrió a mí, recientemente, durante un taller de postgrado ¿En función de qué factores RECORDAMOS U OLVIDAMOS?

La selección y clasificación es extensísima, pero lo que sí es seguro es que siempre confluimos en un punto crucial: clasificamos y etiquetamos en torno a  la MEMORIA COLECTIVA, en un aspecto más genérico, pasando luego a filtrar hacia aspectos más concretos a  través de la llamada MEMORIA SELECTIVA. Es decir, a una mesa la llamo “mesa” y la reconozco como tal porque me lo han enseñado así desde que tengo uso de razón, genéricamente, una superficie, con formas cuadrada, redonda, rectángular o hexagonal, sustentada por patas, es ubicada en tal categoría.

Continúo afinando: si la “mesa” está asociada en mi memoria a reuniones familiares y esas reuniones familiares están enlazadas, a su vez, a EMOCIONES  PLACENTERAS, como la alegría y el amor, me encantarán no solo las mesas, diseñadas  y decoradas a mi gusto, per se, sino que quedarán fijadas a ese concepto una serie de ACTITUDES EMOCIONALES (mesas-reuniones-familia/amigos-compartir-bienestar).

Puede que te preguntes ahora que tiene que ver una “mesa” con recordar o no a alguien… Pues resulta que como la mente humana es prodigiosa, la persona que me recordaba con el pelo llegándome casi hasta la cintura estaba en lo cierto.

De repente el archivo buscado estaba en la bandeja de entrada de mi memoria: ¡“ostras, Inma, esta chica tenía razón! ahí estaba, nítida y clara, como un cielo azul y despejado, mi fotografía mental: fiesta de disfraces, Madrid, hace la pila de años, temática del disfraz… años 60, movida hippie, ahí estaba yo con una peluca que me llegaba hasta la cintura ¡claro que era yo…!”

Memoria Colectiva – Memoria Selectiva

Desde siempre me ha gustado saber el por qué de todo, sí, yo era de esas niñas curiosas e incansables para los padres, que quieren saber de la mañana a la noche…resulta que, afortunadamente, para mí, sigo siendo igual, así que la pregunta hacia mí misma fue instantánea: ¿por qué no te acordabas, incluso, negabas, al principio que pudieras ser tú? La respuesta fue tan rápida como la pregunta: “olvidé esa etapa de mi vida porque la tenía ASOCIADA A SENSACIONES Y EMOCIONES DESAGRADABLES conmigo misma, así que de manera, inconsciente, metí esos archivos en las profundidades de mi mente… Dicen que la distancia es el OLVIDO… aunque eso creemos siempre hay alguien o algo que nos hará volver a ese momento. Sin dudarlo, me acerqué de nuevo a la chica que me había reconocido desde el principio, le dí un leve toquecito en el hombro para llamar su atención y le dije: ”ya me he acordado…ciertamente sí nos conocemos, y ciertamente, aunque era una peluca, me has conocido con el pelo muy largo, era yo, estaba disfrazada, pero seguía siendo yo”

¡Cómo DISFRAZAMOS Y ANESTESIAMOS NUESTRAS PERCEPCIONES …a veces, tanto que podemos vivir como reales eventos que no han ocurrido, así como enterramos otros en lo más hondo de nuestro corazón, hasta el punto de negar que han ocurrido o tergiversar, como acontecieron..!

Creemos  lo que queremos creer

Los  SENTIDOS siempre a nuestro servicio, aunque dirigidos por nuestro navegador central, la MENTE, poderosa hasta el punto, que, creemos  lo que queremos creer, convirtiéndolo casi en un credo, una verdad absoluta. Como muestra, la historia, en primera persona, que acabo de contaros.

Cuando estamos preparados y es tiempo de desempolvar viejos recuerdos, aparece la situación que nos hace rememorar, es algo así como haber hecho un pedido cósmico desde nuestra MENTE SUBCONSCIENTE: ”querido universo, ahora estoy preparada para guardar, de manera adecuada para mí, aquella situación que casi no recordaba… el evento en sí es lo menos importante, lo verdaderamente importante es como me sentía, los  RECUERDOS EMOCIONALES de mi yo de entonces quedan saneados y entendidos… ahora puedo archivarlo sanamente.

Cierro con esta infantil adivinanza: ”oro PARECE plata no ES… adivínalo pronto y dime qué es…”

¿Te atreves a poner en tela de juicio tus verdades absolutas?

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