¿Te vienes de compras? No me negarás que este es uno de los más ansiados PLACERES de toda hija de vecino, casi desde que tenemos uso de razón… sí, parece que fue ayer cuándo con poco más de 5 o 6 años me colaba a escondidas en el armario de mi madre… ¡me encantaba meter mis pequeños piececitos en sus tacones y jugar a ser mayor!
¡Vamos de shopping!
Volviendo al tema del género y sin entrar en discriminaciones de ninguna clase , el APRENDIZAJE OBSERVACIONAL es definitivo y definitorio. Desde pequeños, excepto en hogares con progenitores de mentes más abiertas, a las niñas se nos enseñaba a jugar con “cosas de niñas” es decir, muñecas, casitas, peluquería… y a los niños se les enseñaba a jugar a “cosas de niños”; chutar la pelota, camiones, coches, hacer carreras de bicis… Cierto es que hay excepciones, yo misma sin ír más lejos, siempre me gustaron los colores, la ropa, ser presumida, sin embargo nunca me encantaron las muñecas, aunque los reyes magos me las regalaran siempre sin haberlas pedido. El resultado de todo esto es que son contandos con los dedos de una mano las personas del sexo másculino que identifiquen disfrute con ir de tiendas.
“Momento pase de modelos”
Vaya por delante que mi fervor desenfrenado de tiempos pasados hacia este arte de la COMPRA, no es ni por asomo, lo que era. Aún así me sigue fascinando cualquier prenda o pieza de decoración, lo bonito, lo bien hecho, esa visión en mente de posibles combinaciones, de mezclas, de estilo, esto de aquí y lo otro de allá y que el resultado sea decir _ ¡me acabo de enamorar de ese sofá o de ese bolso! _ o mirar un rincón de mi casa y vibrar con el resultado después de mover los muebles de sitio. Maravilloso ese momento de verte FAVORECIDA frente al espejo, halagada, piropeada por ti misma, es una COSTUMBRE muy SANA, te la recomiendo, para practicarla, despojándote de PENSAMIENTOS AUTOSABOTEADORES Y LIMITANTES. Es el momento que bauticé cuándo era mucho más joven que ahora como “momento pase de modelos”.
“Me, mi, conmigo”
Volviendo al shopping, no sé a ti, pero a mí me sigue encantando ir sola, es un momento que disfruto decidiendo “me, mi, conmigo”, lo que quiero llevarme y lo que no. A favor totalmente de ir acompañada ¡eh! también muy agradable, pero ya entramos en el vernos obligadas a salir del probador y preguntar:”¿Qué te parece, cómo me queda?”
Aquí empiezan las opiniones… y…¡ para gustos colores! Por muy claro que una lo tenga, quizá habrá que lidiar con algún que otro comentario, cuanto menos inoportuno de nuestro acompañante, antes de ponerse en cola para pagar. Por muy seguras que estemos de nosotras mismas, a lo mejor ronda nuestra cabeza algún pensamiento tipo: “¿me habré mirado mal y me he visto un culo de infarto y resulta que tengo un pandero enorme? “
La primera impresión es la que cuenta
Buen momento para tener criterio propio y decirte a ti misma:”La primera impresión es la que cuenta… todo lo más que puede pasar es que me plante delante del espejo de mi cuarto y obtenga del espejo una de estas dos respuestas: ¡ideal! Y la otra un poco menos agradable “¡madre mía como se me ha ocurrido comprarme esto! “
La EUFORIA del momento, ese subidón que raya casi en la necesidad, a veces, de ahogar nuestras penas en el shopping. Está archidemostrado que pocas cosas producen un subidón de HORMONAS DEL BIENESTAR de manera tan instantánea como COMPRAR .
Ya sea ropa, zapatos, un coche, o todas las revistas de decoración de la semana… es una especie de refugio, una compra del PLACER AL INSTANTE servido en bandeja, del color que más te gusta. Ese momento de ir por la calle a lo “pretty woman” con los dedos a punto de gangrenarse de tanta bolsa, deseando llegar a casa y probarte…y ESTRENAR, no solo ropa sino nuevas SENSACIONES, nuevas EMOCIONES …ese olor a nuevo, a comienzo, a SORPRESA.
Vestida de felicidad
Disfrutemos ¡pues claro que sí!.. todo es sano, dentro de una medida, la única condición, a mi modo de ver, y desde mis zapatos, es salir ya VESTIDA DE FELICIDAD desde casa, osea, que la compra multiplique la satisfacción que ya llevamos puesta, no que carguemos las tintas de la felicidad en función de las compras.
Aquí sí que importa el orden de los factores y sí que altera, bastante, el producto. He tardado unas cuántas primaveras en asimilarlo, pero ahora puedo escribirlo con total claridad: disfruta de todo lo que este mundo físico te proporciona sin ningún tipo de límites, sintiendo que vas VESTIDA DE FELICIDAD antes de llegar al vestidor ¿Qué otro sentido tiene este regalo de experiencia física sino experimentar todo lo que nuestra alma anhela?
¡Buen shopping! ?