En algún lugar… de cuyo nombre no consigo acordarme vi un dibujo…Lo que realmente me impactó fue la frase interrogativa a modo de CONTUNDENTE REFLEXIÓN que descansaba a los pies de ese dibujo…Y decía algo así como “¿En qué momento preciso de nuestras vidas dejamos de ser NIÑOS QUE JUEGAN y nos convertimos en ADULTOS QUE JUZGAN?”
Impactante… ¿verdad? Pero tan cierta como que son las 20h y es de noche tras la ventana de mi escritorio.
Jugar vs Juzgar
Recuerdo cuándo llevaba al parque a mis niños, siempre me gustó observar EL COMPORTAMIENTO Y LAS RELACIONES HUMANAS de la GENTE MENUDA.
Desde pequeñitos la PERTENENCIA AL GRUPO es casi INSTINTIVA, tan consustancial al género humano como respirar. Desde nuestra más tierna infancia nos AUTOAFIRMAMOS y vamos creando nuestra IDENTIDAD a través de las relaciones que establecemos con los demás.
Animales pensantes
Mientras más PEQUEÑOS, más PUROS y más similitudes con el comportamiento de los ANIMALES… Al fin y al cabo somos ANIMALES PENSANTES ¿no?.. Me explico un poco más: un animal defiende su territorio, a sus crías y lucha por su supervivencia. Del mismo modo cuándo somos niños de corta edad, yo diría que mientras más corta mejor se aprecia, damos un manotazo para que no nos arrebaten nuestro juguete favorito, pero a la vez somos capaces de TENDER UNA MANO a un colega que llora porque se ha caído o porque a otro colega, a su vez, en un momento de despiste, le pareció oportuno quitarle el camión amarillo al otro que estaba al lado, sin más motivo que el color brillante del juguete en cuestión le había llamado la atención.
Pues bien, en esas tardes de parque, arena, columpios y toboganes mi mente me planteó el siguiente interrogante ¿en qué momento comenzamos a MALEAR Y CONTAMINAR los adultos esas mentes quasi divinas por su SENCILLEZ Y DESCOMPLICACIÓN, y convertimos a esos pequeñines adorables en MÁQUINAS DE ENJUICIAR?
Mochilas emocionales
Nada nuevo voy a descubrir bajo el sol. Ni que decir tiene que lo llevamos transmitiendo de GENERACIÓN EN GENERACIÓN, supongo que desde el principio de los principios, sin darnos apenas cuenta y con la mejor de nuestras intenciones, utilizamos, de manera casi compulsiva, el monosílabo “NO” como estrella de la fiesta, a cada movimiento del niño.
Nos cargamos de razones para hacerlo y descargamos, desde el cariño y también desde el COMPORTAMIENTO AUTOMÁTICO, nuestras FRUSTRACIONES, RIGIDECES Y MIEDOS sobre esas pequeñas almas que absorben como esponjas y comienzan a llenar de peso sus MOCHILAS EMOCIONALES.
Sanación emocional
Pongo el acento, una y otra vez, en que no hay mejor HERENCIA que dejar a nuestros hijos que nuestra PROPIA SANACIÓN EMOCIONAL. Como energía que somos, contribuimos de manera directa, a la SANACIÓN DE NUESTRO ÁRBOL.
Volver a RE-ESCRIBIR aquellos eventos que vivimos desde la ANGUSTIA, EL DOLOR O EL STRESS, neutralizándolos en el RECUERDO y siendo capaces de volver a ellos desde otra perspectiva mucho más halagüeña.
Ejercicio de valentía y voluntad
AL fin y al cabo es un EJERCICIO DE VALENTÍA Y VOLUNTAD, algo así como ir quitándole capas a una cebolla, hasta llegar al núcleo. Ese NÚCLEO VIRGEN, aunque muy guardado sigue ahí, esperando ser rescatado y sacado de nuevo a la luz.
Es un VOLVER HACIA ATRÁS EN EL TIEMPO, con mimo, con confianza y con TONELADAS DE VOLUNTAD, un volver a ese momento en que fuimos el NIÑO O LA NIÑA DEL TOBOGÁN, a SABOREAR DE NUEVO LA VIDA, a TENDER LA MANO A CUALQUIERA que lo pueda necesitar, con las VENTAJAS DE LA EXPERIENCIA… si acerco la mano demasiado al fuego sé que me quemo, así que hasta donde nos RESPETAMOS MUTUAMENTE, TE AYUDO, cuando no es así, TE DESEO TODO LO MEJOR… aunque prefiero seguir mi camino.
Hay otra manera de ver las cosas
Hay otra manera de ver las cosas, todo está en el OJO DEL QUE OBSERVA. Si consigo AMARME LO SUFICIENTE como para no juzgarme, no podré por menos que MEDIRTE CUANDO TE MIRE POR EL MISMO RASERO, mi querido amigo. Puedo no estar de acuerdo contigo, pero NO TE JUZGO…
¿QUIERES JUGAR CONMIGO? ?