¿Me oyes bien? ¿Con qué frecuencia dirías que usas esta “frase hecha”?
Sí, has leído bien. Digo “frase hecha” con toda la INTENCIONALIDAD… Pues realmente.. ¿nos paramos a pensar si estamos OYENDO O ESCUCHANDO?
¿Me oyes bien..?
Como defensora empedernida que soy de la sabiduría popular, viene a mi cabeza una expresión muy empleada y conocida que viene de perlas para apoyar la reflexión que nos ocupa…” como el que oye llover…”osea INDIFERENTE, ni te presto ATENCIÓN ni me tapo los oídos… algo así como un RUIDO DE FONDO.
De verdad que no es por llevar la contraria, pero personalmente me fascina ESCUCHAR, con los cinco sentidos, el sonido, que siento casi como melodía, de la lluvia al caer.
Obviamente nos topamos de bruces con nuestra amiga VOLUNTAD, esa que ponemos en marcha cuando de verdad algo nos importa, y vaya si entonces escuchamos, agudizamos la oreja, el oído y las neuronas para centrarnos en cuerpo y alma en el objeto de nuestra ESCUCHA SELECTIVA.
Oímos lo que queremos oír
Pongamos, mi querido amigo, un caso práctico como muestra.
Grupo de amigos, no más de 4, en estos tiempos… Contentísimos todos de poder compartir unas risas y algunas viandas… Alguien inicia una conversación acerca de… Ya sabéis qué.. sí.. que otra cosa podía ser… la situación actual, entre mascarillas, confinamientos y vacunas… Ahí hemos topado con la madre del cordero… La mecha se enciende y divide al grupete en parejas de dos… dos que están deseando “el pinchazo” y los otros dos que no quieren ni oír hablar de vacunarse… Lo que en principio comienza como civilizado diálogo en el que por turnos habla uno y ESCUCHAN a los demás con atención y respeto va subiendo peldaños para acabar en calurosa discusión en el que no hay escucha sino un desesperado …”estoy deseando que termine para CONTRAATACAR… no me interesa lo más mínimo su opinión así que hago como el que ESCUCHA, cuando en realidad estoy haciendo OIDOS SORDOS y solamente OIGO LO QUE QUIERO OÍR, osea una serie de sonidos que salen de su boca y poco más…
¿Os suena esto de algo..?
Escuchar es una acto de silencio
Así somos, nos cuesta ESCUCHAR… ¿Por qué? Sinceramente porque escuchar es EMPATIZAR con el otro y la mayoría de las veces lo que queremos es IMPONER NUESTRO CRITERIO Y SOBRE TODO TENER RAZÓN.
Esta frase la leí en algún sitio y me encantó “ESCUCHAR es una acto de SILENCIO”. Mientras nuestro DIÁLOGO INTERNO continúa martilleando en nuestras cabezas es imposible poder escuchar a los demás.
Una vez más propongo ¿Qué tal si empezamos por nosotros? Esa PARADA DE PENSAMIENTO y RUIDOS MENTALES en nuestras preciosas cabecitas es el mejor maestro para iniciarnos en el arte de nuestra ESCUCHA INTERNA. Domar esa JAULA DE GRILLOS para poder separar lo IMPORTANTE de lo ACCESORIO, discriminar el SONIDO de la MELODÍA… Prueba y verás …¡La diferencia es astronómica!
El EQUILIBRIO comienza DENTRO. Obra maravillas dentro para producir en el exterior un clima de PERFECTO BALANCE entre saber ESCUCHAR y saber cuando HABLAR, con esos momentos de SILENCIO Y REFLEXIÓN deliciosos. El resultado se traduce en un IMPECABLE DIÁLOGO.
Todo es posible
Cierro con un toque de humor, imaginando si este post cayera por azar, en manos de algún político…Y como me encanta soñar y creo que todo es posible ¿cómo sería un debate entre políticos que de verdad se ESCUCHAN?
Me encantaría recibir vuestras opiniones. Sería muy bonito leeros a vosotros y comenzar a interactuar… Ya sabéis aquello de que “cuatro ojos ven más que dos…”
Yo añadiría que mientras más oídos para poder escuchar también mejor…
¡Deseando leeros en mi web y escucharos con toda la atención y el amor que merecéis!
¡Gracias por estar aquí! ?