Luces, cámaras, acción…
¿Cómo estás?. Con sumo placer te saludo de nuevo y te invito a que te acomodes y te abstraigas de todo lo que no seas tu mismo en este momento para compartir estas líneas.
Comienzan los créditos y por fin el título: ”Forrest Gump”. Sí, la cosa va hoy de “películas”…¿ficción o realidad? Podemos “retratarnos” más en unas “pelis” que en otras dependiendo de nuestro “chip mental”, lo que en lenguaje coloquial llamamos “experiencias”.
Luces, cámaras, acción…
Pues sí, aunque parezca raro no había visto esta película entera hasta el otro día, la archiconocida y oscarizada “Forrest Gump”.
Me impactó su sencillez y a la vez su complejidad. Si tuviera que definirla lo haría con una frase muy usada por mí desde hace años: ”todo es posible”.
Magistral y naturalmente descubre Forrest, el protagonista, la fuerza sobrehumana de sus piernas para huir en un momento concreto de “supervivencia y defensa”. ¡La vida siempre tan sabia, poniéndonos aparentemente al límite..!
Dale la vuelta a las circunstancias y haz de cada reto una oportunidad
De su discapacidad mental surge su ventaja, una mente limpia de contaminaciones, envidias y maldades que le brinda múltiples oportunidades y momentos vitales de gran valor, entre el aprendizaje y el descubrimiento, maestro en darle la vuelta a las circunstancias y de hacer de cada reto una oportunidad, permitiéndole a todo el que se relaciona con el nutrirse de su generosidad a raudales ¡que bonito es ser sin pretenderlo, hacer fácil lo aparentemente inalcanzable, vivir con la entrega y la espontaneidad de un niño! Y como todo en este mundo son polaridades frente a la inocencia del protagonista impacta la crueldad de otros niños de su edad, grandes maestros para Forrest, son estos los que en un momento de persecución y mofa impulsan al protagonista a romper a correr, ”rompiendo” también los aparentes límites de sus piernas.
El propio Forrest queda tan impactado con su recién estrenada capacidad que hace suyo el imperativo “corre, Forrest, corre”. Sin saber por qué pero empoderado desde “ese otro yo” recién descubierto decide correr siempre, da igual que lleve prisa o no, da igual que vaya a la escuela o a su casa, corre y corre porque se siente libre, quizás porque se siente a salvo, hasta que un buen día sin más para y en ese mismo instante cae en la cuenta de que es de el mismo de quien quiere escapar y decide que YA NO TIENE SENTIDO CORRER MAS. ¡Como me identifico con esto,Dios!. Supongo que muchos de vosotros que estáis aquí leyendo en este momento también.
El lenguaje de nuestras emociones
Centrándonos un poco más en la personalidad de nuestro personaje dejo abierta la siguiente reflexión: si ponemos en una balanza ¿quién triunfa y es más FELIZ el inteligente emocional o el inteligente académico?. Mis queridos, ¿no os parece que el lenguaje de nuestras emociones debería ser de obligado cumplimiento desde nuestra más tierna infancia?. Forrest, procedente de una familia tildada como disfuncional (solo vive con su madre, sin saber ni siquiera quién era su padre), cuenta con un apoyo emocional sin límites por parte de su madre, quién de forma continuada le enseña con su propio ejemplo, hace que su hijo compense con creces su aparente discapacidad mental con una inteligencia emocional más que de manifiesto y aplicada durante todo el film con auténtica maestría. Brillantes sus mensajes de cómo navegar por el mundo con paz y no morir en el intento.
¡Qué importante es conocer las reglas para de vez en cuando “navegar a nuestro ser”! Si me dices que para ti 2+8 son 12, ¡perfecto!. Esa es tu verdad y yo la respeto, ¡igual has creado una nueva forma de sumar y no lo sabes!
Verdades hay tantas como personas
¡Cuantísimas veces nos empeñamos en llevar la razón!. A estas alturas de mi vida tengo “cristalino” que verdades hay tantas como personas. ¡Si yo fuera tú y caminara con tus zapatos actuaría igual que tú!. De ahí surge la auténtica empatía. La inteligencia emocional es la maestra para que la ecuación sea siempre equitativa entre Tu y YO.
Con el corazón lleno de gozo y emocionada terminé de ver esta película . A través de los ojos de Forrest, personaje que encarna , como ninguno, el camaleónico Tom Hanks, quedan completamente al aire el alma y la sensibilidad de un discapacitado mental con un espíritu repleto de mensajes cum laude acerca de qué es importante en esta experiencia vital y qué es accesorio. ¡Chapeau, me quito el sombrero y aplaudo a todos los “discapacitados mentales“ que transitan este mundo y se erigen como vivas voces del amor, la bondad, y un ”saber hacer” dignos de elogio!
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